Por Luis Wertman Zaslav @LuisWertman
En 1973, el mundo conoció uno de los episodios más extraños y reveladores de la psicología humana. Un asalto bancario en pleno centro de Estocolmo terminó convirtiéndose en el nacimiento de un fenómeno que, 50 años después, seguimos sin entender del todo… pero que seguimos viendo a diario: el Síndrome de Estocolmo.
Durante seis días, cuatro rehenes fueron retenidos por un asaltante armado dentro de una bóveda bancaria. El criminal, Clark Olofsson, no solo logró mantenerlos cautivos, sino que, sorprendentemente, terminó ganándose su simpatía.
Las víctimas no solo lo defendieron ante la policía; una de ellas incluso estableció una relación cercana con él después del secuestro. No fue compasión.
Fue identificación emocional con su captor. Y fue tan impactante que los propios psiquiatras de la época tuvieron que inventar un nombre para entenderlo.
Desde entonces, “Síndrome de Estocolmo” se convirtió en una etiqueta cultural, una explicación exprés para relaciones desequilibradas.
Pero detrás del término hay algo mucho más profundo: una respuesta de supervivencia humana que puede manifestarse en entornos mucho más comunes de lo que imaginamos.
¿QUÉ ES REALMENTE EL SÍNDROME DE ESTOCOLMO?
Es una reacción psicológica que ocurre cuando una víctima desarrolla lazos afectivos —a veces de lealtad, simpatía o incluso amor— hacia su agresor o captor.
No nace del agrado, sino del miedo. La mente, enfrentada a una amenaza que no puede controlar, busca desesperadamente reducir el estrés emocional… y empieza a ver al agresor como alguien “menos malo”, o incluso como un salvador potencial.
No se trata de debilidad. Es una estrategia de adaptación. Una forma inconsciente de aumentar las probabilidades de sobrevivir. “Si me acerco a él, quizás no me lastime”. Pero cuando esa lógica se queda anclada más allá del momento crítico, se convierte en un vínculo distorsionado… y dolorosamente real.
NO SÓLO PASA EN SECUESTROS……
El síndrome no se limita a un banco en Estocolmo ni a víctimas de criminales. Hoy lo vemos en otros contextos:
• En relaciones de pareja abusivas, donde la víctima justifica o minimiza la violencia.
• En ambientes laborales tóxicos, donde empleados se apegan a jefes que los maltratan, por miedo a perder su empleo o posición.
• Incluso en contextos sociales o políticos, donde ciertos sectores apoyan a líderes autoritarios, porque “peor sería el caos”.
El común denominador es el mismo: una dinámica de poder desigual, combinada con una necesidad intensa de protección, pertenencia o simple estabilidad.
¿POR QUÉ IMPORTA ENTENDERLO HOY?
Porque vivimos en una época donde el abuso emocional, la manipulación y la desigualdad de poder están más presentes que nunca, aunque a veces se vistan de “normalidad”.
Entender el síndrome no es para juzgar a quien lo padece, sino para reconocer los síntomas, prevenir sus consecuencias y fomentar relaciones sanas basadas en libertad y respeto.
También es una llamada de atención a quienes están del otro lado: líderes, jefes, figuras públicas o autoridades. Porque el verdadero liderazgo no se construye sobre el miedo disfrazado de lealtad, sino sobre la confianza auténtica. Y esa, no se impone: se gana todos los días.
UNA REFLEXIÓN FINAL
Clark Olofsson murió esta semana, y con él se va un símbolo incómodo: el hombre que sin proponérselo, reveló una herida psicológica global. Pero su historia sigue viva en cada persona que, por miedo, necesidad o trauma, justifica lo injustificable.
Ayudemos a construir una sociedad donde ya no haga falta desarrollar síndromes para sobrevivir… sino vínculos sanos para florecer.
Porque cuando transformamos la conciencia, transformamos la realidad.
Y cuando entendemos al otro —incluso en sus reacciones más extrañas—, también empezamos a curarnos como sociedad.
HACER EL BIEN! HACIÉNDOLO BIEN! SOY LUIS WERTMAN
Luis Wertman Zaslav es empresario, excomisionado del Servicio de Protección Federal y expresidente del Consejo Ciudadano de la Ciudad de México.
Ha dedicado su trayectoria a fortalecer la corresponsabilidad entre sociedad, gobierno y sector privado, con un enfoque integral en seguridad ciudadana, participación cívica y liderazgo ético.
Síguenos en Google Noticias para mantenerte informado