Frente a la política arancelaria instaurada por Donald Trump, muy distanciada de los postulados tradicionales del libre comercio que han regido durante las últimas décadas la relación bilateral, México explora distintas alternativas para encarar esta nueva realidad. Además de buscar nuevas plazas en donde colocar sus mercancías, proyecta estimular la producción nacional bajo el sello “Hecho en México” incrementando la cuota de artículos del país que se expenden en supermercados, tiendas departamentales, farmacias y plataformas digitales.
Es una buena noticia que a esta estrategia se hayan sumado 22 grupos empresariales con un claro compromiso (cuantificable en todos los sentidos). En lo que se refiere a tiendas de autoservicio y minoristas, el cupo de mercaderías mexicanas se elevará de 50% a 70%; en el caso de las tiendas departamentales, la meta es de 30% a 42%; en las farmacias la cifra va de 40% a 55%, mientras que las plataformas digitales la táctica estará enfocada en promocionar y comercializar productos de alta calidad bajo la marca “Hecho en México”, que le permitan al consumidor optar por ellos frente a otros manufacturados en el exterior.
Es importante señalar que bajo esta nueva configuración, enfocada en la sustitución de importaciones, se abren espacios para que medianas y pequeñas empresas puedan colocar sus mercancías en cadenas de distribución que hasta ahora estaban reservadas para unos cuantos (y que les impedían competir en el mercado nacional), atrayendo el foco hacia productos locales.
El reto ahora está en que las empresas nacionales tengan la capacidad no sólo de satisfacer la demanda de los consumidores mexicanos, sino que sus productos cumplan con los más altos estándares de calidad manteniendo precios capaces de competir con los artículos importados existentes.
“Hecho en México” se alinea con los objetivos del Plan México que busca contrarrestar los efectos de las políticas proteccionistas establecidas por Donald Trump, aumentando la visibilidad y disponibilidad de los productos de factura local y de paso fortalece la identidad y el orgullo nacionales.
No hay que perder de vista, sin embargo, que este tipo de programas entre los que tendríamos que contemplar “Cosechando Soberanía” (que trata de rescatar al pequeño productor agropecuario mexicano), no son de ninguna manera la panacea; representan, si acaso, sólo una parte de la nueva conformación en la que el libre comercio y la integración regional seguirán siendo fundamentales para un crecimiento económico largo y sostenible. Responden a una de las muchas demandas sociales que permanecieron durante muchas administraciones materialmente en el limbo.
Un post y un embajador sin agenda para imponer
El miércoles pasado, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE) posteó en sus redes que su Unidad de Investigación había liderado el desmantelamiento de tres laboratorios en Sinaloa, junto con la FGR y su Agencia de Investigación Criminal (AIC), la Defensa y Marina. Unas horas después, la Embajada estadounidense reposteó el mensaje matizando que fue una operación dirigida por un equipo de la AIC “certificado” por ICE, sin embargo, varios medios -incluida La Jornada-, dieron por hecho la participación directa extranjera. Este jueves, la presidenta Claudia Sheinbaum rechazó que hubiera subordinación o participación de agencias de EE.UU. en operativos.
Un día antes, el Departamento de Justicia presentó los primeros cargos por terrorismo contra dos narcotraficantes, Pedro Inzunza Noriega, “El de la Silla”, y su hijo Pedro Inzunza Coronel, el “Pichón”, al tiempo que en la garita de San Ysidro fueron recibidos 17 familiares de Ovidio Guzmán. Ya de paso recordar que el fin de semana se le retiró la visa a la gobernadora de Baja California y a su esposo, con el consecuente impacto en el escenario político mexicano.
Volviendo al miércoles del polémico post del ICE, Ron Johnson juró en la Casa Blanca como Embajador en México. Hubo dos mexicanos presentes: Esteban Moctezuma, Embajador de nuestro país, y Eduardo Verástegui, el productor de cine y ex aspirante presidencial, quien resultó ser amigo cercano de Johnson, de quien dice que se espera “diálogo, respeto y cooperación. No viene a imponer agendas, sino a colaborar, a escuchar y a buscar puntos de encuentro”.
Qué bueno que no trae agenda el diplomático.
Ya de entrada resulta anticlimático y genera escepticismo que quien presente a nuestro país al embajador estadounidense sea un personaje de extrema derecha, en las antípodas del gobierno de México. Si a eso se suman los eventos referidos, y el antecedente del desempeño de Johnson en El Salvador, pareciera que el mensaje fuera que, en efecto, llega un embajador con voluntad de dialogar y colaborar, pero sin apartarse ni un ápice de la línea de Washington para que las cosas funcionen, sobre todo en materia de seguridad y, de paso, dejando claro que las afinidades están en otro lado, por si el pragmatismo no alcanza.
Fraude: la cara oculta de la inclusión financiera
Sin lugar a dudas, la digitalización ha redefinido la forma en la que hoy opera el mundo financiero, la mala noticia es que estos avances tecnológicos siempre vienen acompañados de su némesis, en este caso, muchas y variadas formas en que los ciberdelincuentes realizan operaciones fraudulentas.
De acuerdo a un informe elaborado por la sociedad de información crediticia Círculo de Crédito titulado “El fraude: el reto que no da espera”, las instituciones financieras en México sufren perdidas de hasta 27 mil millones de pesos anualmente por este tipo de acciones criminales, una suma que enciende todos los focos rojos de alerta y un llamado a emprender medidas urgentes para exterminarlas.
Un porcentaje significativo de este delito se comete a través del llamado fraude de originación en el que estos hampones simulan ser solicitantes legítimos de crédito, llegando a pasar desapercibidos por semanas e incluso meses. Lamentablemente sus intenciones son descubiertas demasiado tarde, una vez que la cuenta cayó en mora; una de cada cuatro cuentas en esta condición podría estar vinculada a esta actividad fraudulenta. Pero hay más, las estadísticas señalan que los créditos originados por personas con más de 12 solicitudes en un año, tienen un 40% de probabilidades se ser falsos.
Buscando limitar estos ataques, Círculo de Crédito, en colaboración con Featurespace desarrollo una herramienta denominada GuardIAN Fraude Score, basada en inteligencia artificial y machine learning, que pudiera convertirse en la piedra filosofal para resolver el problema, ya que de manera extraordinariamente eficiente evalúa de forma dinámica el comportamiento de los solicitantes detectando irregularidades en tiempo real garantizando la rentabilidad y restaurando la confianza de los usuarios.
La efectividad ya ha pasado las pruebas más rigurosas: bancos que utilizaron la herramienta lograron un retorno de inversión de 50% y fintechs vieron reducir el fraude en su cartera de mayor riesgo en 11%. Cifras por demás interesante que ayudan a poner coto en un delito que no sólo tiene un costo monetario, sino que socaba la credibilidad del sistema financiero.
“El fraude financiero no es una amenaza futura, es una realidad urgente. Las instituciones deben fortalecer sus estrategias con herramientas basadas en inteligencia de datos y análisis de comportamiento”, señala Juan Manuel Ruiz Palmieri, director general de Círculo de Crédito. La lucha contra el fraude requiere tecnología, análisis y prevención para proteger la confianza en el sistema financiero.
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