Dirigir la política exterior es una de las facultades que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos confiere a la presidenta de la República Mexicana. Ello implica las relaciones diplomáticas de nuestro país con el resto del mundo y la Cumbre del G7 fue el marco perfecto para cumplir con ese mandato y posicionar el nombre de México ante las economías más poderosas del orbe.
En este encuentro internacional, cuya anfitrionía correspondió a Canadá y que reunió a Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Japón, Reino Unido, así como a la Unión Europea, además de India, Brasil, Australia, Corea del Sur, Sudáfrica y Ucrania como países invitados, la presidenta Claudia Sheinbaum dejó atrás por segunda vez, la política del ex mandatario Andrés Manuel López Obrador, quien en innumerables ocasiones se negó a viajar al extranjero, dándole dicha encomienda a Marcelo Ebrard Casaubón, entonces secretario de Relaciones Exteriores, quien ante los ojos del mundo cumplía las obligaciones del jefe del Ejecutivo federal.
Además de cumplir con una atribución constitucional, la presidenta Sheinbaum posicionó positivamente su imagen, al tiempo en que cumplió con la agenda diplomática que tenía prevista, con excepción del encuentro con el presidente Donald Trump, quien debió retirarse intempestivamente de la cumbre, derivado de la tensa situación que se vive en Medio Oriente.
Pese a las críticas vertidas sobre la presidenta, que le atribuían una conducta populista, al viajar en avión comercial al país de la hoja de maple, lo que de acuerdo con sus detractores le impidió encontrarse con el mandatario estadounidense, Sheinbaum Pardo dejó en claro con esta visita que una de sus prioridades es apuntalar a México a nivel mundial, lo que contribuye a atraer capitales extranjeros para invertir en nuestro país.
Sin duda, la política exterior de la presidenta Claudia Sheinbaum difiere radicalmente de la aplicada durante la administración anterior, en que el tema internacional no solamente fue menospreciado, sino que se dejó de cumplir con una función fundamental del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, además de que la mandataria se convirtió en la primera titular del Gobierno de México en ser invitada a la cumbre, lo que pone de manifiesto la relevancia que ha adquirido nuestro país en la escena internacional.
Irán: el gran fiasco de la diplomacia
Si algún grado de estabilidad quedaba en Medio Oriente este se está desgranando día tras día con el intercambio de misiles entre Israel e Irán, en un conflicto que está acarreando la desgracia para sus pobladores quienes, en medio del fuego cruzado, se agazapan en los refugios frente a cualquier señal de alarma.
¿Dónde quedó la diplomacia? ¿Qué fue lo que falló? ¿Qué ocurrió con el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) de 2015 que tenía como propósito limitar el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento progresivo de sanciones económicas?
Todas las respuestas apuntan a la Casa Blanca y a la miopía de su inquilino quien, tan pronto asumió la presidencia durante su primer mandato, decidió retirarse unilateralmente calificándolo de “horrible y defectuoso”. Inmediatamente Irán respondió con la misma moneda empezando a enriquecer uranio a niveles superiores al límite fijado en el acuerdo superando el 60%; aumentando el inventario de uranio enriquecido y limitando el acceso de la Organización Internacional de Energía Atómica (IAEA), dejando el pacto en letra muerta.
Hoy, informes de inteligencia rebelan que Irán se encuentra muy cerca del umbral nuclear que le permitiría construir hasta tres bombas atómicas, de ahí la violenta reacción de Israel y su avidez por destruir las instalaciones iraníes antes de que ocurra lo que consideran puede ser demasiado tarde para su seguridad.
El fantasma de la guerra fría sigue estando en el top of mind de la gente. Lo cierto es que una confrontación nuclear parece muy lejana, Teherán sabe que utilizar un arma nuclear equivaldría a su suicidio; Israel tiene una gran capacidad de respuesta y Estados Unidos se vería obligado a involucrarse. Más probable es la intensificación de una guerra no convencional. Irán no necesita lanzar misiles desde su territorio para hacer daño, durante años ha financiado milicias leales y bien entrenadas que operan en Irak, Siria, Líbano, Yemen, tal vez sería la hora de recibir una retribución.
Sin involucrarse visiblemente, podríamos empezar a ser testigos de ataques selectivos o embates del tipo terrorista contra intereses israelíes o estadounidenses en el extranjero, acciones que no sería la primera vez que ocurren.
Aunque en estos momentos parece poco viable, la diplomacia sigue siendo la mejor alternativa para destrabar el conflicto; difícil en un ambiente en el que las narrativas están en extremo ideologizadas, en donde se ve al enemigo como un monolito y no como una contraparte con intereses negociables.
Con toda su violencia, nos encontramos frente a una guerra contenida. Pronto podríamos estar ante el renacimiento de un terrorismo geopolítico como arma de presión, algo que terminaría por socavar el frágil equilibrio regional.
Tepalcatepec, la guerra en Tierra Caliente
Este martes, en Michoacán, fue asesinada la presidenta municipal de Tepalcatepec, Martha Laura Mendoza Mendoza, y su esposo. Tepalcatepec se encuentra en la región de Tierra Caliente que colinda con Jalisco, donde éste y otros municipios se encuentran en virtual zona de guerra desde hace más de 15 años, bajo control de grupos criminales locales aliados en lo que se llama los Cárteles Unidos, y en disputa con otras organizaciones, actualmente con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), pero también antes con enfrentamientos contra los Caballeros Templarios, los Zetas y los Valencia, así como entre ellos.
Con el homicidio de Martha Laura Mendoza, nos enteramos no sólo de que había una autoridad local en esa tierra de nadie, sino de que su hermana está casada con Juan José Farías, alias el “Abuelo”, quien encabeza el llamado Cártel de Tepalcatepec, y quien lleva más de 15 años dedicado al narcotráfico; incluso su nombre figura entre los “clientes” de Zhenli Ye Gon, dedicado al tráfico de seudoefedrina y a quien le aseguraron más de 205 millones de dólares en 2007.
La Tierra Caliente michoacana abarca la parte media del estado, desde los límites con Jalisco hasta el otro extremo en Guerrero y Estado de México, y el narcotráfico lleva varias décadas asentado en la región. En un principio con la siembra de marihuana y amapola, el negocio derivó hacia la producción de metanfetaminas, principalmente en la zona occidental, y otras actividades delictivas, sobre todo la extorsión de los agricultores y ganaderos locales.
Los Cárteles Unidos tienen tres municipios como sus principales bastiones: Tepalcatepec, Apatzingán y Buenavista Tomatlán, aunque también están presentes en Aguililla, Coahuaycana, Los Reyes, Coalcomán, Cotija de la Paz y Gabriel Zamora, todos vecinos a Jalisco. La zona es clave para el trasiego de drogas y precursores químicos desde el puerto de Lázaro Cárdenas y Acapulco, para luego llevar las drogas sintéticas hacia Guadalajara y, finalmente, a Estados Unidos, a través de otras organizaciones asociadas, como La Familia Michoacana y La Nueva Familia Michoacana.
Gracias a su arraigo local y vínculos familiares que les permiten un fuerte control de la zona, los Cárteles Unidos han podido no sólo limitar la acción de autoridades federales y estatales, sino resistir a organizaciones criminales más fuertes, como actualmente en su confrontación con el CJNG. Es de recordar que es en esta zona donde se originaron las llamadas autodefensas, creadas con el objetivo principal de defender las actividades delictivas de la región. Actualmente este grupo de municipios es, literalmente, un campo minado, pues han explotado y se han desactivado este tipo de artefactos explosivos como en ninguna otra parte de México.
A esta guerra se suma ahora el asesinato de la alcaldesa de Tepalcatepec.
Más habilidades, menos jerarquía: así eligen los trabajadores a sus referentes
Durante mucho tiempo, las referencias laborales han sido ese último paso, a veces burocrático, a veces decisivo, en los procesos de selección. Pero, ¿qué tan estratégicamente se elige a la persona que hablará de nosotros en una entrevista?
La más reciente encuesta del “Termómetro Laboral” de OCC, la bolsa de trabajo en línea líder en México, revela un cambio significativo en esta práctica: los profesionales ya no se guían tanto por los cargos altos o los nombres rimbombantes, sino por algo mucho más sustancial, las habilidades y la confianza.
De acuerdo con los resultados, un tercio de los trabajadores elige a sus referentes por sus habilidades, es decir, por su capacidad para hablar con conocimiento del desempeño profesional del candidato. En segundo lugar está la confianza personal (26%), seguida por el tiempo de conocerse o colaboración (17%) y la empresa donde trabaja el referente (17%). Llama la atención que sólo el 7% prioriza la jerarquía del puesto.
Este hallazgo refleja una transformación en la forma en que los profesionistas entienden el valor de una recomendación: ya no basta con el título, importa el contenido. En un entorno laboral que valora la autenticidad, una referencia genuina, basada en la experiencia directa y en la calidad del vínculo, tiene mucho más peso que un nombramiento ejecutivo que apenas conoce al candidato. Una recomendación mal articulada o lejana puede costar una oportunidad laboral.
Otro dato revelador es que el 57% de los encuestados no da ninguna indicación a su referente sobre lo que debe decir, confiando en su criterio. Apenas un 15% ofrece instrucciones claras, mientras que otro 15% lo hace solo cuando se trata de una vacante que considera relevante.
Aquí se hace evidente una paradoja: por un lado, los trabajadores confían en personas cercanas, con conocimiento real de su desempeño; pero por otro, dejan al azar el mensaje que transmitirán, lo cual puede ser un riesgo en procesos altamente competitivos. Si bien delegar puede hablar de una relación sólida, también puede denotar falta de estrategia en momentos clave.
El análisis por nivel jerárquico revela matices interesantes: 64% de los coordinadores confían en sus referentes sin dar instrucciones, pero 18% de los supervisores sí brinda lineamientos claros. En contraste, solo el 12% de los gerentes considera importante la jerarquía de quien los recomienda.
Todo esto apunta a una conclusión clara: en un mundo laboral donde la competencia es feroz y cada detalle cuenta, las referencias laborales están dejando de ser un mero trámite para convertirse en una herramienta estratégica. Elegir bien –y comunicar claramente lo que se espera de una recomendación– puede significar la diferencia entre avanzar o quedarse en el proceso.