Por: Karla Mejía González, gerente global de Política Pública y Buen Gobierno – inDrive
En el debate global sobre el papel de la tecnología, es común hablar de escalabilidad, disrupción y eficiencia. Pero pocas veces se pone sobre la mesa algo igual de importante: ¿Para quién se está creando esa tecnología? ¿Desde dónde? ¿Con qué propósito?
Cifras del Foro Económico Mundial revelan que las empresas propiedad de mujeres reciben solo el 2% de toda la inversión de capital de riesgo. La situación se agrava en zonas rurales o periféricas, donde el acceso a infraestructura digital y financiamiento es aún más limitado.
En el reciente GLI Forum 2025, un evento clave para el ecosistema de inversión con enfoque de género, una de las cuestiones de fondo versó sobre un eje contundente: cómo desafiar las injusticias desde la innovación.
Tecnología que florece en mercados emergentes
Mientras que gran parte del ecosistema digital global está diseñado desde centros económicos como Silicon Valley, Londres o Shanghái, algunas de las soluciones más sensibles al contexto social latinoamericano provienen de regiones inesperadas.
Es el caso de empresas fundadas en geografías periféricas —como Asia Central o América Latina— que entienden, por experiencia propia, lo que significa construir para reducir la desigualdad. Estas compañías no ven a las mujeres como un “nicho de mercado”, sino como protagonistas y agentes de cambio en la transformación social, económica y comunitaria.
Apoyar a quienes siempre han estado en movimiento
Una de las respuestas más poderosas a la exclusión económica femenina es el acceso a formación práctica y flexible. En alianza con Emprende ProMujer, nuestro objetivo en 2025 es financiar el acceso de más de 1,000 mujeres mexicanas a herramientas de educación digital, enfocadas en fortalecer sus habilidades en finanzas, mercadotecnia y sostenibilidad de negocios.
El perfil de estas mujeres es claro: jefas de familia, cocineras, artesanas o pequeñas comerciantes que ya generan ingresos, pero que necesitan capacitarse para dar el siguiente paso y potenciar sus emprendimientos. La formación es 100% virtual, gratuita, y se adapta a sus horarios.
Premiar a quienes abren camino
Cuando se habla de tecnología con enfoque inclusivo, es vital reconocer y financiar el talento femenino. En 2024, por ejemplo, Hannah Töpler obtuvo el segundo lugar en los Aurora Tech Awards (un premio global para mujeres fundadoras de startups tecnológicas) gracias a su plataforma Intrare, que en México vincula a personas en situación de vulnerabilidad —migrantes, solicitantes de asilo, madres solteras— con empleos formales, para derribar barreras en el mercado laboral.
Este tipo de reconocimientos son mucho más que premios: son plataformas para visibilizar, escalar y fortalecer soluciones lideradas por mujeres en las que se generan sólidas redes de apoyo, especialmente fuera de los grandes polos económicos.
La periferia también innova
La tecnología debe ser inclusiva y su desarrollo debe darse más allá de unos cuantos centros urbanos. En realidad, las necesidades más urgentes y las ideas más transformadoras suelen estar en los márgenes del mapa. Lo que hace falta es escucharlas, financiarlas y darles visibilidad.
Cuando se diseña tecnología desde la equidad, los resultados no solo favorecen a las mujeres: benefician a familias enteras, a comunidades locales, y a países en desarrollo. Porque donde antes hubo desigualdad, ahora hay posibilidad. Y donde antes hubo silencio, hoy hay innovación con identidad propia.