40 horas: trabajar menos para producir más y vivir mejor

Con paso firme y decidido, y por supuesto con la mayoría legislativa avasallando, la Cuarta Transformación ha ido cumpliendo todos y cada uno de los objetivos fijados por su fundador, el ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador.

Una vez que, en un tiempo récord, y prácticamente sin debate (hablamos de 100 horas divididas en siete sesiones) se aprobaron 16 reformas durante el periodo extraordinario de sesiones, Morena y sus aliados se aprestan a liquidar su labor reformadora durante el periodo ordinario a iniciar en septiembre.

Pese a que hay iniciativas que aún no se han concretado los temas ya se encuentran sobre la mesa, como lo indicó el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), Ricardo Monreal. En la lista resalta la Reforma Electoral que pretende reducir el financiamiento a los partidos políticos; la eliminación de diputados y senadores plurinominales; la no reelección inmediata y la transformación del Instituto Nacional Electoral. Paralelamente se plantean modificaciones pendientes a la reforma judicial entre los que se encuentra la ley de delincuencia organizada y la ley de amparo; y finalmente por su trascendencia social destaca la jornada laboral de 40 horas semanales.

Sin lugar a dudas, esta última es la más popular y la que representaría el mayor avance en materia de empleo en las últimas décadas. De acuerdo a la propuesta, que hay que decirlo tiene su origen en la jefa del Ejecutivo, la jornada semanal de trabajo se reduciría de 48 a 40 horas, garantizando dos días de descanso por cada cinco laborados lo cual implica, necesariamente, modificar el 123 constitucional. El objetivo fundamental es mejorar el equilibrio entre la vida personal y la laboral de los asalariados sin menoscabo en sus remuneraciones.

La implementación de una reforma de este calado representa todo un reto, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas muchas de las cuales verían comprometida su viabilidad financiera por los costos que representa, para lo cual, gobierno, empresarios y sindicatos diseñaron un plan escalonado de forma tal que todos cuenten con la capacidad de hacer frente a sus obligaciones: las grandes empresas tendrían un periodo de seis meses, las medianas hasta 18; las pequeñas de dos años y las microempresas de hasta tres años y medio para adaptarse. La idea es que para fines del sexenio la reforma ya haya sido concretada sin pérdida de plazas laborales y manteniendo las horas extras con las debidas compensaciones.

Argumentos en pro y en contra hay muchos, mientras que para los empresarios la reforma tendrá un fuerte impacto en la productividad y los gastos operativos, el gobierno y los sindicatos aseguran que la ganancia se encuentra en la salud mental de los trabajadores, la motivación y la eficiencia desplegada tras este equilibrio.

No hablamos de una iniciativa de vanguardia, más bien se alinea con tendencias internacionales que se han nutrido provechosamente de esta forma de trabajo. Ejemplos hay muchos: en Francia se trabajan 35 horas semanales desde el año 2000; en Islandia más del 85% de la población tiene derecho a jornadas reducidas; en España, tras un periodo de prueba, se analiza disminuir las jornadas de 32-36 horas sin reducir los salarios; en Bélgica se aprobó la posibilidad de trabajar cuatro días a la semana manteniendo el mismo número de horas. Un experimento interesante que podría cambiar la vida de millones de mexicanos que ya de por sí emplean demasiado tiempo en desplazamientos para llegar a su centro laboral.

Gobierno federal al rescate del Edomex… ¿Y Delfina?

El abandono que ha padecido durante décadas la zona oriente del Estado de México no es un tema que sorprenda a nadie. Municipios como Chalco, Chicoloapan, Chimalhuacán, Ecatepec, Ixtapaluca, Nezahualcóyotl, La Paz, Texcoco, Tlalnepantla y Valle de Chalco han sido víctimas de innumerables problemas de infraestructura, salud, agua y seguridad pública. No obstante, lejos de mejorar, la entidad ha ido de mal en peor. Afortunadamente, el gobierno federal decidió tomar cartas en el asunto.

Esta semana, la administración encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum dio a conocer el Plan Integral para la Zona Oriente del Estado de México que beneficiará a 10 millones de habitantes de 10 municipios con 121 acciones y una inversión de 75 mil 786 millones de pesos, que serán aportados en un 60% por el gobierno federal; 30% por el gobierno estatal; y 10% por los municipios. De acuerdo con lo señalado en la conferencia mañanera, este plan, que contempla un mando único para los municipios beneficiados, se diseñó desde la campaña presidencial, para atender integralmente esta zona.

Aunque es un hecho que los problemas señalados datan de muchos años, aunado a que los municipios y la entidad mexiquense no cuentan con los recursos que tiene el gobierno federal y por ello se hace necesaria la intervención de autoridades nacionales, es por demás notorio que a casi dos años de que Delfina Gómez rindió protesta como gobernadora constitucional del Estado de México, su gestión ha dejado mucho que desear, ya que aunque pudieran irse reflejando poco a poco algunos resultados, la realidad es que pareciera que la entidad lleva sin autoridades desde septiembre de 2023.

Indudablemente, el rubro en el que mayores problemáticas se tienen es la seguridad pública. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, ocho de cada 10 mexiquenses se sienten inseguros y los municipios de Chimalhuacán y Ecatepec de Morelos se mantienen como los de mayor incidencia delictiva.

Las vialidades de los municipios que recibirán el apoyo gubernamental cada día se deterioran más. Hoyos, baches, socavones, hundimientos, calles sin pavimentar y alumbrado público insuficiente, son algunos de los obstáculos que deben sortear diariamente automovilistas, motociclistas, ciclistas, transporte público y peatones.

En cuanto al tema del bienestar, el Estado de México aún concentra el mayor número de habitantes en situación de pobreza a nivel nacional, con cerca de 7.4 millones de personas, según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).

Asimismo, el problema del desabasto de agua ha sido una constante durante años. Las pipas, además de resultar insuficientes, en ocasiones venden el líquido en cantidades exorbitantes. Además, en temporada de lluvias, municipios como Chalco y Ecatepec sufren terribles inundaciones ante una infraestructura hidráulica deficiente, hundimientos y acumulación de basura que colapsa el sistema de drenaje.

La intervención del gobierno federal en la problemática que se vive en la zona oriente del Estado de México será determinante para combatir el problema y vislumbra un panorama positivo, sin embargo, es penoso que la administración de Delfina Gómez haya hecho poco o quizá nada por el bien de una entidad a la que le prometió muchas cosas y al menos hasta el día de hoy no le ha cumplido.

SAR: sin vuelta atrás y mucho por delante

El 1 de julio de 1997 fue creado el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) en pleno sexenio neoliberal de Ernesto Zedillo. A casi 30 años de su creación y hasta mayo pasado, el SAR administra ya más de 10 billones de pesos en ahorros de trabajadores cuyas pensiones dependen de ello, gestionados en su mayoría por Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) y, en menor medida, por Infonavit y el Fovissste, correspondientes a fondos para vivienda, así como en el Banco de México y en el Bono de Pensión ISSSTE. Más aún, se estima que para entre los años 2031 y 2032 se tendrán el doble de los recursos de los que hay actualmente. El sistema está tan consolidado, que muchas cosas se han concedido a los miembros de la CNTE, salvo la desaparición de las Afores.

Actualmente existen diez Afores, de las cuales las más grandes son Afore XXI Banorte y Profuturo. Les siguen SURA, Afore Banamex, Afore Coppel, Pensionissste, Principal Afore, Afore Azteca, Invercap e Inbursa.

Además de su papel fundamental en las pensiones, los fondos del SAR cumplen una función estratégica para el país: representan una de las principales fuentes de ahorro interno de largo plazo; fomentan la estabilidad macroeconómica; reducen la presión sobre los programas asistenciales; dinamizan los mercados financieros y, cada vez más, contribuyen al financiamiento de proyectos de infraestructura y energía.

En esto último es fundamental contar con proyectos bien estructurados, con certidumbre legal, viabilidad técnica y rentabilidad social, que atraigan la inversión, analizarlas y estructurarlas bajo las mejores prácticas, donde el margen de ganancia sea razonable y el de riesgo sea menor, dado que hay una responsabilidad frente a terceros, se trata de los ahorros de años de millones de trabajadores.

Las Afores invierten los recursos de trabajadores en estrategias de inversión diversificadas a través de Siefores. Hoy en día, el 49.7 % de los recursos se invierten en instrumentos de deuda emitidos por el gobierno federal, y 8.6 % en instrumentos estructurados -donde se encuentran las inversiones de infraestructura, energía y bienes raíces-, con un máximo de 20%, pero que se incrementará al 30% de acuerdo a la nueva Circular Única Financiera (CUF) que se espera emita próximamente la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar). Sin duda, una oportunidad muy buena para invertir más en infraestructura.

Un rincón cerca del cielo

La idea de subir 75 niveles y más de 2 mil 500 escalones suena inimaginable para la mayoría de nosotros, ahora hacerlo con un equipo de bombero con un peso de entre 25 y 30 kilos, empieza ya a sonar como una locura. La 6º Carrera Vertical del Heroico Cuerpo de Bomberos de la CDMX no solo rompió un récord de asistentes con 823 “aguerridos” competidores, sino que dejó en claro que también por amor se puede competir, porque en este evento no se entregan premios millonarios, el reto está en ofrecer un homenaje a una profesión de alto riesgo que pocas veces tiene el reconocimiento social que se merece.

El último sábado de junio, University Tower se convirtió en el escenario para mostrar a los asistentes que los superhéroes no se encuentran solamente en la pantalla, muchas veces los hemos visto pasar a nuestro lado ataviados con un casco y un tanque de oxígeno ya sea buscando extinguir algún fuego; rescatando personas y animales en situaciones de peligro, e incluso retirando panales de abejas que ponen en riesgo a alguna comunidad.

A diferencia de otro tipo de eventos, una carrera vertical tiene el encanto de que los deportistas luchan contra sus propios tiempos, por vencer su resistencia, más que rivalizar con los otros competidores quienes se convierten en cómplices de una misma gesta atlética.

Esperemos que este tipo de competencias sigan recibiendo el apoyo de todos los sectores de la sociedad, gobierno, empresarios y la comunidad en su conjunto, no sólo porque representan un espectáculo imborrable sino por los valores que brotan de los participantes: esfuerzo, comunidad y una causa compartida. No es ninguna casualidad que esta competencia encontrara su lugar en la torre residencial más alta de Reforma. Hay metas que solo se alcanzan mirando hacia arriba y a las que sólo se puede acceder paso a paso.

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