La discusión sobre la reducción de la jornada laboral en México avanza con fuerza en el escenario nacional. Esta iniciativa responde a la necesidad de un modelo de trabajo más justo y sostenible.
Sin embargo, expertos y sectores productivos advierten que la implementación requiere cuidado para no afectar el empleo formal ni la estabilidad económica, especialmente en las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs), que generan el 65% del empleo formal.
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Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del primer trimestre de 2025, el 58.3% de los trabajadores formales asalariados laboran más de 40 horas semanales. Esta cifra se concentra en sectores estratégicos como:
- Turismo.
- Comercio.
- Construcción.
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Por ello, una reducción inmediata y uniforme podría impactar la continuidad operativa de estas actividades clave, además de afectar a más de 7.3 millones de personas que trabajan en jornadas extendidas en las MiPyMEs.
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Experiencias internacionales y lineamientos para la jornada laboral en México
Distintos países han adoptado reducciones graduales de la jornada laboral, acompañadas de políticas de productividad, capacitación y esquemas flexibles. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomienda que el proceso sea paulatino, sin afectar ingresos, y con especial atención a sectores vulnerables. Así, México debe diseñar un modelo adaptado a su diversidad productiva que preserve el empleo formal.
Para garantizar una transición viable, se propone aplicar la reducción por sectores, priorizando aquellos con condiciones favorables y estableciendo regímenes especiales para actividades de operación continua, como minería y logística. También resulta imprescindible definir mecanismos de flexibilidad en los horarios y analizar el pago de horas extraordinarias para evitar distorsiones.
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La participación activa de trabajadores, empleadores y gobierno en un diálogo social fundamentado en criterios técnicos resulta indispensable. Además, se debe armonizar la reforma con la legislación vigente para prevenir interpretaciones erróneas que puedan derivar en explotación laboral.
Diversos actores coinciden en que la reducción de la jornada laboral debe implementarse de manera gradual y basada en evaluaciones periódicas. Además, consideran fundamental establecer apoyos específicos para las MiPyMEs y diseñar incentivos que favorezcan la formalidad laboral y protejan el ingreso de los trabajadores. Este enfoque busca equilibrar la mejora en las condiciones laborales con la viabilidad económica de los sectores productivos.
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