Desde que Donald Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos, el dólar ha mostrado una tendencia de debilitamiento frente a la canasta de monedas principales.
El DXY, índice que mide la evolución del dólar frente a seis divisas relevantes (euro, yen japonés, libra esterlina, dólar canadiense, corona sueca y franco suizo), cayó desde niveles de 105,70 hasta 97,16 el último viernes, ubicándose cerca de los mínimos alcanzados durante su gestión.
Paradójicamente, las políticas arancelarias impulsadas por Trump —con anuncios de imposición y posteriores pausas— han contribuido a esta debilidad. Técnicamente, el nivel actual del DXY es de enorme relevancia.
En el gráfico se observa que el índice tocó su piso histórico en 2008 en torno a los 71 puntos, desde donde comenzó un canal alcista de largo plazo, con máximos en octubre de 2022 en 115,29. Hoy, el índice se ubica en la base de ese canal.
A pesar del consenso negativo sobre el dólar —con analistas incluso proyectando caídas adicionales del 10 al 15%— el posicionamiento técnico en el mercado de Chicago sugiere lo contrario: los operadores están fuertemente vendidos en dólares y comprados en euros, lo cual limita el potencial bajista en el corto plazo.
En este contexto, un rebote técnico hacia la zona de 103,40 podría ser inminente, ayudando a aliviar la sobreventa actual. Desde allí, el mercado definirá si continúa con la tendencia alcista iniciada hace más de una década, o si perfora el canal y confirma un ciclo estructural bajista.
Esta definición técnica no es menor para Latinoamérica. Un dólar débil históricamente ha impulsado los commodities y los mercados emergentes. El ciclo bajista del dólar entre 2002 y 2011 —durante la presidencia de George W. Bush— coincidió con un “superciclo” de materias primas y una fuerte revalorización de mercados como México y Brasil, cuyos ETFs llegaron a subir entre 700% y 1.000%.
Hoy, el mercado vuelve a enfrentar una bifurcación. Un rebote del DXY sería negativo para materias primas y emergentes; por el contrario, una ruptura bajista del canal confirmaría un escenario positivo de largo plazo para LatAm y los commodities.
Este análisis también aplica al tipo de cambio USD/MXN. El par cerró en 18,82, niveles mínimos recientes, en un entorno enrarecido por la suspensión operativa de casas de cambio como Intercam, Vector y Cibanco.
A pesar del ruido, el peso mexicano sigue fuerte, apuntalado por flujos de carry trade. Sin embargo, con Banxico recortando la tasa al 8%, el spread con la tasa estadounidense se ha reducido, y el posicionamiento especulativo largo en pesos se encuentra saturado.
Un repunte global del dólar podría arrastrar consigo al USD/MXN hacia 19,30-19,40, con una resistencia crítica en 20 pesos. En suma, el DXY se encuentra en un momento bisagra, con implicancias decisivas para monedas, commodities y economías emergentes.